Poesía intelectual profunda para evocar imágenes

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En este bosque vive un erizo
que por nombre tiene “Rodrigo”,
el día de su bautizo
su mamá le regaló un abrigo
que por dentro es muy suave
pero por fuera tiene pinchos.
Mirad sus guantes de cuero,
con ellos evita el peligro
al quitarlo o ponerlo.

Rodrigo tuvo suerte ayer:
tropezó con unas setas
y encontró, justo al caer,
una bolsa de galletas

Hoy ha invitado a merendar
a todos sus amigos
y se reúnen en un lugar
debajo de mil higos,
porque allí hay dos higueras,
que si fueran perales
diría yo mil nueces… Digo peras.

“Ojosplato” es su apodo,
volando viene y llega pronto,
es un búho sabio, lo sabe todo,
tanto sabe, que no es tonto.

Por el lago acude a nado
la patita Pataleta,
mirad que cara de enfado
por un disparo de escopeta.
Un cazador malvado
que apuntó desde la orilla
y que está mal de la chaveta
le ha volado una plumilla.

Rema sobre una palangana
el tortugo Jorge Simón
con camiseta de lana
y calzoncillo de algodón.
La pasada semana
perdió el caparazón:
por cruzar la calle a desgana
no vio que venía un camión.

Y por fin, llega Picomadero,
el que charla por los codos.
Es un pájaro carpintero
y con él estamos todos.

- ¡Bienvenidos mis amigos
al claro de los higos!
-¡Bien contentos venimos, Rodrigo,
a merendar aquí contigo!

Se reparte, que no es poca,
la merienda, que sí es rica,
muerde quien tiene boca
y quien tiene pico, pica.



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