Carta de amor

Necesito verte de nuevo, Ana Matilde. Tras la bofetada me quedé anonadado y cuando quise reaccionar ya estabas en el autobús y éste partía. Creo que malinterpretaste mi intento de regalo. Era nuestro primer San Valentín y quise representar en ese obsequio mi deseo e intención de conducir mi amor por ti hacia un compromiso vitalicio en un proyecto de vida común, para lo cual, sería imperativo disponer de una vivienda propia. Aunque no llegaste a tocarlo siquiera, sé que lo tienes grabado en tu mente como una fotografía, dada la impresión de disgusto que te ocasionó en ese momento. Analiza esa imagen mental. Haz memoria de que el recipiente era de porcelana fina con un artístico estampado de rosas entre dos franjas de pan de oro y la escobilla de mango de acero inoxidable y cerda de pelo natural de caballo. El diseño forma parte de una de las últimas líneas de lujo y la más solicitada de la marca Roca en complementos de baño.

Te quiero. Vivo sólo pensando en que algún día lleguemos a hacer uso común de este regalo que ahora, mientras te escribo tengo a mi lado y observo amorosamente, impaciente por ver la hora en que me concedas una segunda oportunidad para poder entregártelo.

Con todo mi corazón: Borja Luís